Varios son los retos que, antes o después, ha de enfrentar toda empresa familiar para conciliar el relevo generacional con la creación de valor para la propiedad y el mantenimiento de la paz familiar.
La creación de un plan de sucesión será determinante para asegurar un relevo generacional eficiente y ordenado que asegure la supervivencia de la compañía en el largo plazo.
Hace unos días, el departamento Mercantil y Societario de Vento Abogados & Asesores, en colaboración con la Asociación de Empresarios del Polígono de Pocomaco, impartió un taller práctico sobre la materia. En el mismo, se analizaron los temas más trascendentes que debieran ocupar – y preocupar – a la empresa familiar, sobre todo en la gestión del relevo generacional.
Según el Instituto de la Empresa Familiar, 1,1 millones de empresas en España son de carácter familiar. Esto, el 89% de todo el tejido empresarial del país (el 92,4% en Galicia).
La empresa familiar se configura por tanto como la base de nuestro sistema productivo y económico. Un referente en la generación de riqueza y empleo en nuestra sociedad. No en vano, es responsable del 67% del empleo privado en España.
Sin embargo, al hablar de la empresa familiar no podemos dejar de lado otra estadística que no resulta tan favorable. Y es que en la transición de la primera a la segunda generación, solo un 30% de las sociedades familiares consiguen sobrevivir. Un porcentaje que cae al 15% cuando hablamos del salto a la tercera generación. Y a un inquietante 2,6% si se proyecta el análisis hasta la cuarta generación.
Hay en la empresa familiar en todo caso valores que merecen ser destacados. La vocación de negocio a largo plazo, los sólidos valores y principios en los que se asienta su actividad y el sentimiento de pertenencia y pasión por la empresa son activos compartidos por miles y miles de compañías de los más diversos sectores. También, el mayor compromiso con el entorno en el que desarrolla su actividad.
El éxito de la empresa familiar
Características diferenciales todas ellas que determinan el éxito de la empresa familiar.
No obstante, esta especial forma de entender el negocio en la empresa familiar, que trae causa en el concepto mismo de familia, se convierte en muchas ocasiones en su talón de Aquiles. En la vía que acaba dando al traste con empresas rentables.
Estos fracasos se producen por casuísticas diversas. En algunos casos, por no haber sabido entender los diferentes roles que cada miembro de la familia ha de desempeñar. En otros, por no haber detectado a tiempo la necesidad de profesionalizar el negocio.
En muchos de ellos, simplemente por no haber abordado con la suficiente antelación el siempre complejo tema de la sucesión en la empresa.
Así, toda empresa ha de enfrentar el reto diario de conseguir desarrollar con éxito una actividad económica de forma rentable y con vocación de permanencia en el largo plazo. Pero la empresa familiar, además, va a tener que lidiar con un inconveniente adicional que no es baladí. ¿Cuál? Conseguir esta rentabilidad y perdurabilidad en una empresa creada por – y en muchas ocasiones para – familiares, sin menoscabo precisamente de estas relaciones de sangre.
El camino para conseguirlo es el del equilibrio. Alcanzar un óptimo balance entre la implantación de un nivel de profesionalización de la empresa familiar que permita al proyecto crecer y ganar competitividad, y seguir manteniendo la esencia y los valores de la familia.
Esta es la principal dificultad con la que se encuentran aquellos miembros de la familia que ocupan los órganos de gobierno.
En no pocas ocasiones deberán adoptar decisiones en clara oposición con los intereses de parte de la familia, poniendo a prueba la fortaleza de esas relaciones familiares. Y otras veces deberán descartar la toma de determinadas decisiones que, siendo necesarias en clave empresarial, harían saltar por los aires la paz social y familiar.
Relevo generacional: Respetar la visión, diseñar el futuro
Sin duda, la clave del éxito será saber alimentar cada uno de estos dos intereses en la medida necesaria para alcanzar la visión de empresa familiar que la propiedad haya convenido. En algunos casos, de modo que el concepto de éxito pueda ser simplemente proveer de un medio de vida a los familiares, mientras que en otros el éxito consistirá en hacer crecer el negocio e internacionalizarse.
Si importante es saber manejar este equilibrio entre la visión puramente empresarial y la familiar, resultará esencial la previsión. Preparar con tiempo suficiente el plan de relevo generacional en la empresa, con el fin de garantizar que en esa transición no se produzca merma de valor y se garantice la supervivencia de la empresa familiar en el largo plazo.
Y cuando hablamos de sucesión y relevo generacional, nos estamos refiriendo a los diferentes planos que esta sucesión engloba. Por ejemplo, habrá que decidir quién será la persona o personas idóneas para suceder en el liderazgo al fundador o fundadores que hayan adoptado la decisión de dar un paso a un lado.
Pero también será preciso determinar de qué forma ordenamos la sucesión de la propiedad, para evitar una excesiva atomización del capital que pudiera ser perjudicial para la futura gestión de la compañía.
Son por tanto muchos y complejos los retos a los que se enfrenta la empresa familiar. Algunos de ellos, como hemos visto, de carácter crítico, cuyo tratamiento no conviene demorar, ya que tanto la familia como el propio tejido empresarial del país se juega mucho en ello.
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