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Reestructurar un negocio o transmitirlo: ¡Dar con la tecla es la clave!

Irene Deus Bouzas
El asesoramiento profesional es fundamental a la hora de planificar cómo reestructurar un negocio u optar por transmitirlo si es viable
Para reestructurar un negocio es fundamental contar con asesoramiento profesional para elaborar el plan


¿Continúo con la actividad? ¿Puedo vender el negocio? ¿Tengo que liquidar la sociedad? ¿Qué alternativas existen? ¿Es posible reestructurar un negocio en vez de transmitirlo?

Se trata de los principales interrogantes que se le plantean al empresario que comienza a padecer dificultades financieras y se aproxima a una situación de insolvencia.

Lo primero que ha de tener claro es que anticiparse y ser proactivo ante la crisis empresarial permite encontrar la mejor solución e incrementa las posibilidades de salvar los negocios. De ahí que, nuestro ordenamiento jurídico haya incorporado la posibilidad de reestructurar un negocio a las diversas vías para abordar la insolvencia.

Configurada como un mecanismo de actuación temprana a la crisis empresarial, la reestructuración es una herramienta incorporada en la redacción actual de la norma concursal, tras la reforma operada por la Ley 16/2022, de 5 de septiembre, que ha venido a sustituir a sus predecesores (acuerdos de refinanciación y extrajudicial de pagos), para abordar una situación de insolvencia que puede ser actual, inminente o probable.

¿En qué consiste reestructurar un negocio?

Reestructurar un negocio consiste en llevar a cabo el diseño y aprobación de un plan que contemple la implementación de medidas de diversa índole encaminadas a evitar el concurso y garantizar la viabilidad de la compañía en el corto-medio plazo.

El plan de reestructuración incluye medidas que, más allá de las quitas y esperas propias de los acuerdos de refinanciación, afectan tanto a la estructura económica y financiera (incluyendo deuda exigible y patrimonio neto), e, incluso, a la operativa del deudor. Así, su contenido puede versar sobre:

  • Modificación de la composición o estructura del activo, incluidas las transmisiones de activos y de unidades productivas.
  • Novación, refinanciación, nueva financiación, reducción del pasivo.
  • Reestructuración de los fondos propios: reducción de capital, capitalización de créditos.
  • Suspensión, extinción y resolución de contratos.
  • Cambios en procesos operativos.

De ser aprobado por una mayoría de clases de acreedores (no abordaremos en esta publicación la polémica existente en cuanto a la conformación de las clases de créditos y las mayorías admisibles bajo la actual redacción de la ley concursal), la propuesta para reestructurar un negocio podrá ser homologada judicialmente, extendiendo sus efectos incluso a acreedores y socios disidentes.

La transmisión del negocio como salida a la crisis empresarial

Una de las soluciones más deseables a la insolvencia, abiertamente priorizada por nuestra norma concursal, es la transmisión del negocio en su conjunto, algo que, en la práctica, será factible cuando el negocio sea viable y suscite interés para un tercero.

Hablamos del negocio entendido como una o varias unidades productivas (conjunto de activos susceptibles de realizar una actividad económica autónoma: bienes, derechos, licencias, autorizaciones y concesiones administrativas, contratos, incluidos los de carácter laboral) o, incluso, la totalidad de la empresa en funcionamiento.

La principal ventaja de realizar la operación bajo el paraguas de la norma concursal es la limitación de las deudas asumidas por el adquirente. Pues, en general, este únicamente se hará cargo de aquellas de naturaleza laboral que integren el perímetro de la unidad productiva y aquellas otras que expresamente desee asumir.

La transmisión del negocio puede realizarse a través de distintas vías: desde en una fase preliminar incorporando una oferta a la solicitud de concurso, pasando por una propuesta de convenio con asunción, durante la liquidación concursal con subasta de unidad productiva, o, incluso, dentro del propio mecanismo de la reestructuración.

La elección de la vía ajustada a cada caso dependerá de las concretas circunstancias.

Reestructurar un negocio es posible si la empresa es viable

¿Qué es mejor? ¿Reestructurar un negocio o transmitirlo?

Ahora bien, interesa aquí analizar la disyuntiva entre:

  • A) Encaminarse a una reestructuración del negocio con solución de continuidad.
  • B) Optar por su transmisión a un tercero.

Dos son las claves para orientar la respuesta a la pregunta clave: ¿Es mejor reestructurar un negocio o transmitirlo?

  1. Determinar con honestidad y diligencia la rentabilidad del negocio y el flujo de efectivo esperado.
  2. Cuantificar el valor de mercado de los activos en un escenario de transacción forzada.

A partir de ahí hay que analizar cuál es la salida del negocio.

La primera de las ideas consiste en realizar un ejercicio de honestidad e introspectiva y responder a la siguiente pregunta: ¿Es mi negocio viable?

Si el negocio no es viable

Pensando en el hipotético supuesto de la ausencia de deudas, ¿la actividad desarrollada es rentable? ¿existe capacidad de generación de beneficio? ¿cuáles son las previsiones futuras? ¿el producto/servicio tiene realmente salida en el mercado?

Si el juicio de honradez devuelve la respuesta negativa, deberemos acudir cuanto antes al remedio concursal, solicitando la pertinente apertura de la fase de liquidación para la realización de la totalidad de bienes y derechos del deudor y la satisfacción de los créditos de los acreedores hasta donde alcance.

Cabe la posibilidad de que el negocio sea viable, pero en otras manos, lo que nos permitiría contemplar la posibilidad de plantear una transmisión del negocio, a través de cualquiera de los mecanismos previstos.

Cuando el negocio sí es viable

Ahora bien, si la respuesta sincera a aquella pregunta (¿es mi negocio viable?) es afirmativa, podremos plantearnos la segunda pregunta: ¿cuál es el valor de la empresa en continuidad de los negocios? Y, ¿cuál es el valor de sus activos en un escenario de liquidación forzada?

La contraposición de dichos valores determinará si la compañía supera o no el conocido como test del interés superior de los acreedores, que se configura en la norma concursal como uno de los criterios de impugnación del auto de homologación del plan de reestructuración.

En este sentido, reestructurar un negocio será factible en la medida en que esta vía ofrezca unas mejores expectativas de cobro a los acreedores que la de la liquidación concursal.

Además, es imprescindible que el plan de reestructuración propuesto sea creíble, en el sentido de que ofrezca una perspectiva razonable de evitar el concurso y garantice la viabilidad en el corto-medio plazo (1-3 años). De lo contrario, aun contando con el apoyo de una mayoría de acreedores, puede ser igualmente impugnado.

Reestructurar un negocio o transmitirlo requiere tener en cuenta muchos factores

Prosperidad, viabilidad y rédito de los acreedores

En síntesis de lo expuesto, optar por reestructurar un negocio ofrecerá la mejor salida a la crisis empresarial si (y solo si):

  • El negocio es próspero.
  • Se proponen medidas que garanticen dicha viabilidad en el corto-medio plazo.
  • El valor de la compañía en funcionamiento es superior al valor de liquidación de los activos.

Insistimos en que reestructurar un negocio rechaza en todo caso actividades inviables, que deberán acudir a la liquidación singular de los activos.

Aun considerando que el negocio sea viable, si el rédito que obtendrían los acreedores en un eventual escenario de liquidación concursal es superior al que les ofrece la reestructuración, lo más probable es que el plan no salga adelante, siendo sensato acudir a la vía de la liquidación concursal. En la que, igualmente, se puede plantear la transmisión de la empresa en funcionamiento a través de distintas herramientas.

En definitiva, dar con la tecla adecuada ante una situación de crisis empresarial es crucial para mitigar la pérdida de valor para todos los grupos de interés y, además, para favorecer la posibilidad de transmitir el negocio, logrando preservar la actividad y el empleo.

Recomendaciones a la hora de reestructurar un negocio o transmitirlo

Para esclarecer cuál es la solución que mejor se adapta a su problema lo aconsejable es siempre contar con profesionales que:

  1. Diagnostiquen el problema.
  2. Identifiquen la mejor solución a la crisis empresarial.
  3. Diseñen la estrategia para llegar hasta ella.
  4. Acompañen durante todo el proceso hasta lograr la solución deseada, ya sea mediante la negociación de un plan de reestructuración con los acreedores, ya sea mediante el asesoramiento para la transmisión de la empresa desarrollada.

En Vento Abogados & Asesores contamos con un equipo formado por abogados y economistas especializados en insolvencias y reestructuraciones que ayudan a las compañías a gestionar crisis empresariales con éxito.

Nuestros profesionales atesoran una gran experiencia fruto de su intervención en más de 150 procedimientos concursales. Este bagaje nos ha permitido especializarnos en reorganizaciones empresariales, en reestructuraciones de deuda, en transacciones de conservación de empresas en dificultades, a través de operaciones de transmisión de unidades productivas y afrontar con garantías las situaciones más complejas.

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